Mosaico de las Metamorfosis

Mosaico de las Metamorfosis

domingo, 6 de abril de 2014

Animales de la villa romana

Museo de los mosaicos, Estambul
La ganadería fue una de las principales fuentes de riqueza de la Hispania antigua y la base de la alimentación de casi todos los pueblos hispanos.
En la época romana de la cría de ganado como complemento al cultivo de cereal y hortalizas, propio de las pequeñas haciendas, se pasó a la cría de rebaños con criterio económicos.
La necesidad de transhumancia del ganado creó no solo una red de caminos para tal fin, sino un conjunto de normativas jurídicas, destinado a proteger la libre circulación de rebaños, pues el desarrollo de la ganadería creaba serios problemas a algunos agricultores que tenían situadas sus tierras en zonas de movimiento de ganado.
Desde finales de la república, se conocían bien las técnicas para cruzar el ganado y las usaban, no solo para seleccionar mejores razas, sino incluso para conseguir, por ejemplo, ovejas que produjeran lana de un tipo o color determinado.

Detalle sarcófago, Museos Capitolinos, Roma


Los romanos fomentaron la cría del ganado ovino, ya que necesitaban la lana para vestir a sus ejércitos y fabricar las togas para los ciudadanos nobles. Esquilaban su lana con tijeras de hierro y después se hilaba, tejía y teñía con gran variedad de pigmentos. En Hispania se hacía el sagum, capa tejida con lana de oveja negra. En la Bética destacaba la lana de tono rojizo que algunos autores alabaron.
El ganado porcino se criaba en Italia desde muy antiguo para satisfacer una creciente población y alimentar al ejército. En Hispania, la abundancia y calidad de los cerdos, se unía a un clima propicio, lo que favoreció el desarrollo de una cultura artesanal de salazones de carne. En Roma sentían predilección por los jamones del norte de la Península. Columela trató la importancia de alimentar los animales con diversas variedades de bellota, para conseguir las distintas calidades del jamón.  
" Que me sirvan jamón de los Cerretanos o incluso de los menapianos, los más refinados que se harten de paletilla" (Marcial, Epi. XIII, 54)

Detalle mosaico, Museo del Bardo, Túnez
El ganado vacuno se criaba para carne y para tirar del arado o los carros. Los bueyes se preferían porque se los  podía uncir con un yugo, en cambio el caballo necesitaba una collera rígida sobre los hombros que era desconocida en la época. Además su valor como animal de trabajo era escaso, por su menor fuerza de arrastre, sus cascos delicados y su alimentación cara. El asno y  la mula se empleaban como animales de tiro en el campo, pero no tanto para arar,  y en los molinos de trigo y prensas de aceite. 

"Haya establos para el ganado que el calor o el frío no hagan inhabitables, y sean dos - una de invierno y otra de verano - las boyeras para los bueyes amansados...(Columela, L.I)

Los caballos cumplían su función en el transporte y en el Bajo Imperio fueron famosos los hispanos para las carreras en el circo. En los primeros tiempos de Roma el aumento de las campañas militares incrementó la demanda de caballos y mulos para el ejército.

Con la leche de cabra se hacían quesos, cuajadas y otros productos lácteos muy consumidos en el entorno rural.

La gallina era el ave doméstica más extendida pero se criaban palomas, tórtolas, zorzales, gansos, patos… Los beneficios de la venta de sus productos (huevos, estiércol para abonos, plumas para relleno de colchones, carne) podían ser muy elevados. Los pasteles cocinados con carne de ave eran muy apreciados entre los romanos.
"Engorda sumisa la gallina con harina sabrosa, se ceba a oscuras: es ingeniosa la gula". (Marcial Epi. XIII, 62)

Pintura mural, Museo Arqueológico de Tarragona

En algunas villas se conservaban pajareras donde las aves volaban sueltas y los pavos reales  exhibían sus plumas para recreo de la familia propietaria. Los viveros de peces en estanques (piscinae) eran un divertimento y un símbolo de riqueza del que se sacaba rendimiento económico.

Pintura de Pompeya