Mosaico de Océano, Villa de Carranque |
El agua, como fuente de vida, determinó, que muchas cosmogonías primitivas tuvieran en común la idea de presentar el origen del universo a través de una masa de agua, que en cada caso se personificaba según las culturas y épocas. En el mundo griego, las fuentes literarias revelan la naturaleza del Océano como la de un dios del cosmos, cuya fertilidad posibilitaba los procesos vitales en la Tierra.
El perfil mitológico de Océano que ofrecen las fuentes literarias se delimita por su propia naturaleza primitiva, que por ser desconocida se vuelve un misterio y por su fecundidad. Muchas fuentes insisten en el hecho de que el Océano era el límite occidental conocido por el hombre en el mundo antiguo, tras el que se ubicaba todo lo inexplorado, y en el que habitaba el abismo más oscuro, por lo que su nombre se reservó para el Atlántico.
Mosaico de Océano, Túnez |
Fue en el periodo helenístico cuando el culto al dios Océano empezó a tener mayor protagonismo, debido a la búsqueda de los elementos cósmicos de las divinidades, y su representación iconográfica en las costas mediterráneas encontró su punto culminante con la llegada del Imperio romano.
En la mitología, Océano es un Titán que personificaba las aguas que rodeaban la Tierra. Estaba casado con su hermana Tetis, y de su unión nacieron las Oceánidas, ninfas del mar y los Oceánidas, ríos del mundo, fuentes y lagos.
Mosaico con bustos de Océano y Tetis, Museo del Bardo, Túnez |
En los mosaicos helenísticos y romanos se le muestra como un hombre fuerte con larga barba y pinzas de cangrejo en la cabeza, y con la parte inferior del cuerpo en forma de serpiente. A su alrededor se aprecian elementos del paisaje marino, como algas marinas, delfines, monstruos marinos y peces diversos.
Pantera marina, Mosaico de Océano, Villa de Carranque |
Su presencia en las representaciones artísticas comenzó a ser habitual desde el período helenístico, y en el arte romano sus imágenes fueron, en algunas regiones más numerosas que las del propio Neptuno.
Con el Océano se expresaba plásticamente la ignorancia sobre el desconocido mundo del occidente más extremo. Su imagen también estuvo presente en los relieves de los frentes de los sarcófagos, pues las divinidades marinas jugaron un papel primordial en el tránsito de las almas hacia los Campos Elíseos.
Surtidor de agua con figura de Oceáno |
Las representaciones escultóricas de Océano suelen representarle como un hombre maduro con barba, tendido y apoyado sobre un cántaro del que mana agua, en su función de padre de los ríos, con lo que se puede interpretar que servirían como decoración de fuentes en jardines.
Tetis, por su parte, centra también su historia iconográfica en el periodo imperial. Como principio femenino en la fecundidad del mar, aparece en múltiples mosaicos orientales, todos ellos fechados en los siglos III y IV d.C., ya sea sentada y semidesnuda, ya sea representada como un busto: una diosa, rodeada de peces y monstruos acuáticos, sosteniendo a veces un remo. Puede estar sola o acompañar a su esposo, Océano, pero siempre lleva, como atributo característico, unas alas en la frente.
Por su iconografía acuática, los mosaicos con la imagen de Océano, tritones y animales marinos se representaban en termas, fuentes en peristilos y ninfeos.
El mosaico de Océano en la villa de Carranque está en una exedra delante del oecus o salón de representación. Muestra a un anciano con largas barbas onduladas que simbolizan las olas del mar, con pinzas de crustáceo en la cabeza y rodeado de animales marinos, reales e imaginarios, delfines, moluscos y una pantera marina.
Por el desagüe que da el peristilo, se sabe que el espacio serviría como una fontana, lo que ayudaría a resaltar la viveza de sus colores y acompañar con el murmullo del agua la estancia de los visitantes.
Fontana con mosaico de Océano, Villa de Carranque |
De la importancia del agua en la zona da muestra la propia situación de la villa junto al río Guadarrama, para aprovechar sus recursos tanto en la casa como en las tierras productivas.