Mosaico de las Metamorfosis

Mosaico de las Metamorfosis

miércoles, 8 de febrero de 2017

Fiestas agrícolas en época romana



Hacia el templo de Ceres, pintura de Alma Tadema


En Roma la gran mayoría de las fiestas estaban asociadas, desde los primeros tiempos con momentos relevantes para los habitantes del mundo rural. En un principio los dioses romanos fueron divinidades protectoras que alejaban los males que podían afectar a las gentes, los animales y las tierras en que vivían. Es por ello que la religión romana mantuvo un carácter eminentemente rural hasta el final de la época clásica y el calendario del pueblo romano muestra su origen agrícola y pastoral, tan decisivo para el desarrollo de su cultura y vida social.

En Roma se celebraban desde muy antiguo diversos ritos centrados en propiciar la fertilidad de la tierra, la fecundidad de los animales y la prosperidad de las campesinos y pastores.
El día 15 del mes de abril en las fiestas de Fordicidia cada una de las treinta curias, agrupaciones sociales de la Roma primitiva, sacrificaba una vaca preñada que era ofrecida a Tellus, diosa de la tierra. Con su sangre se regaba el suelo del lugar sagrado, mientras que la carne se troceaba y comía. Se quemaba el feto en un altar situado en la Regia, casa del pontífice máximo y las vestales, entonces, elaboraban el suffimen, con las cenizas y otros ingredientes, como la cola del caballo sacrificado en el mes de octubre y las cenizas de las vainas de habas.

"Cuando llegue el tercer día después de las Idus de Venus, ofreced, pontífices, el sacrificio de una vaca preñada. Forda es una vaca fértil y en estado de preñez…  En esta época es cuando están los ganados con la preñez, y las tierras también, preñadas con las semillas. A la Tierra henchida se le ofrece una víctima henchida. Una parte sucumbe en el alcázar de Júpiter; la curia acoge a treinta vacas y queda salpicada de sangre generosa. Pero cuando los oficiantes han extraído las vísceras a los novillos y han colocado esas entrañas cortadas en los fuegos humeantes, la vestal de mayor edad quema en el fuego a los novillos, para que su ceniza purifique a los pueblos el día de Pales." (Ovidio, Fastos, IV)


Fiesta de Parilia, pintura de Joseph Benoit Suvée


Ese suffimen se empleaba luego el 21 del mismo mes en las fiestas de Parilia, en honor de una divinidad de sexo ambiguo llamada Pales y que era protectora de los rebaños y sus pastores. Esta celebración era también muy arcaica y se iniciaba con la purificación del cercado donde se guardaba al ganado. Se rociaba el suelo con agua purificadora y se barría con ramas de laurel. Se decoraban las vallas y las puertas con guirnaldas de flores y ramas como protección y se fumigaba la zona con azufre y el suffimen de las Fordicidia. A continuación, los pastores encendían una hoguera con ramas de olivo, pino y laurel y rociaban una imagen de Pales con leche le ofrecían una cesta con pasteles de mijo. Mirando hacia el Este, pronunciaban cuatro veces una plegaria para pedir la protección de la divinidad o suplicar su perdón, en caso de haber causado ofensa, y se lavaban las manos en agua corriente. Bebían una mezcla de leche y mosto conocida como burranica potio o sapa. Para terminar, encendían tres hogueras colocadas en fila y saltaban sobre ellas.

"Me reclaman las Parilias. No en vano me reclaman, si la nutricia Pales me asiste. Pales nutricia, asísteme a mí que canto las ceremonias pastoriles, si atiendo con mis cuidados tu festival… Pastor, purifica al caer la tarde a tus ovejas hartas. Primero salpica la tierra con agua y bárrela con una escoba; adorna el redil con hojas y ramas adosadas; adorna la puerta y cúbrela con una larga corona. Produce humo azulado con azufre puro, y que balen las ovejas alcanzadas por el humo del azufre. Quema olivos machos y tea y hierbas sabinas, y que el laurel crepite quemándose en medio del hogar. Y que una cesta de mijo acompañe pasteles de mijo. La diosa campesina se alegra principalmente de este alimento. Añade comida y un jarro de leche, que es lo apropiado, y una vez partidos los alimentos, ruega con leche templada a Pales, habitante de la selva… Por estos medios hay que propiciar a la diosa. Di estas palabras cuatro veces, vuelto a la salida del sol, y lávate las manos con rocío vivo. Luego procede que pongas una gamella, como si fuese un cráter, y bebas la leche blanca como la nieve y el vino cocido color de purpura; y luego procede que atravieses con tu cuerpo y con pie ligero los montones ardiendo de leña crepitante." (Ovidio, Fastos, IV)



Suovetaurilia, Museo del Louvre

En el siglo II a. C. el agrónomo Catón recomienda una ceremonia de purificación de los campos (lustratio agri) para protección de su hacienda, incluyendo amos, esclavos, animales y tierras, con invocación a Marte para propiciar el crecimiento de los frutos y alejar las desgracias, que consistía en básicamente en trazar un círculo protector mediante la procesión de tres víctimas: un cerdo (sus); un carnero (ouis); y un toro (taurus) alrededor del campo que se deseaba proteger antes de inmolarlas.


"Oh padre Marte,
te pido e imploro
que quieras ser propicio
conmigo y nuestra casa y familia:
para esto,
he mandado esta suouetaurilia
alrededor de mi campo, tierra y
fundo;
para que tú
apartes las enfermedades
que se ven y no se ven,
alejes la esterilidad y la
destrucción,
y rechaces los daños y las
tormentas;
y para que tú hagas que los frutos,
los granos, las viñas y las yerbas
broten y permanezcan bien;
y mantengas los pastores y el
rebaño salvos;
y [nos] des buena salud y vigor a
mí y nuestra casa y familia;
para que ésto y,
mi fundo tierra y campo
sean purificados y sea hecha
la purificación,
así, como dije,
he de inmolar en nombre tuyo
esta suouetaurilia de lactantes." (Catón, De Agricultura, 141)

En el mes de enero se celebraban en Roma las Feriae Sementivae en honor de Tellus y Ceres, que no tenían día fijo en el calendario, sino que los pontífices decidían cuando se realizaban siempre al finalizar la siembra de invierno. El primer día se dedicaba a Tellus y el segundo una semana después a Ceres. Las ofrendas consistían en una empanada de espelta y una cerda preñada. La porción divina del sacrificio eran las entrañas que se introducían en una olla (puchero). En el entorno rural se celebraban en los pagi(aldeas) las Paganalia para propiciar el crecimiento de las semillas.

"Si bien no está señalado el día de la fiesta, la época es segura, porque en ella el campo se fecunda con las semillas que en él se arrojan. Estaos con las guirnaldas junto al pesebre, novillos: vuestra labor volverá con la primavera templada. Cuelgue el campesino el arado veterano en su poste: la tierra reacciona con miedo a cada herida. Granjero, da descanso a la tierra después de hacer la siembra; da descanso a los hombres que cultivaron la tierra. Que  la aldea festeje la fiesta; recorred la aldea, colonos, ofreciendo las libaciones anuales a los fuegos aldeanos. Que se aplaque a las madres de las mieses, Tierra y Ceres, preñadas con el grano de trigo en sus entrañas. La Tierra y Ceres cumplen un mismo cometido: esta confiere la razón de ser a las mieses, aquella, el lugar." (Ovidio, Fastos, I)


Fiesta de la cosecha, Pintura de Alma Tadema

El culto a Ceres entre los romanos es antiguo y la diosa fue comparada y homologada oficialmente a la Deméter de los griegos. Como ella, Ceres traía la renovación anual de la primavera a los vegetales y concretamente a los “cereales”, los cuales le deben su nombre.
Al igual que Deméter erraba por los parajes en busca de su hija Perséfone, casada en el mundo de las sombras con su rey Hades, mientras iba renovando el verdor y la sazón de los frutos, los romanos adaptaron la fábula con Ceres, su hija Proserpina y su yerno Plutón.
Después de haber obtenido de Júpiter la promesa de que su hija permanecería seis meses con ella en el cielo (y los otros seis, con su marido en los infiernos) Ceres mudó su rostro por uno más alegre, recobró su ánimo y puso sobre sus cabellos una corona de espigas que le sirvió como símbolo.

El culto a Ceres se difundió principalmente entre los plebeyos, muchos de los cuales eran comerciantes de grano. Por ello Ceres fue tomada como diosa de la annona y protectora de la población de la Urbs en periodos de hambrunas.

La cerda, el puerco y la jabalina eran los animales sacrificados a Ceres y también el carnero. Las guirnaldas que se colocaban las mujeres podían ser de mirto o narciso, pero las flores, salvo la amapola estaban prohibidas, pues recogiendo flores Proserpina fue como Plutón pudo secuestrarla. La inclusión de la amapola se debía a que además de crecer entre la mies, Júpiter se la hubo proporcionado a Proserpina para que el sueño subsiguiente le sirviese de alivio a su pena.

El festival dedicado a Ceres, Cerealia, tenía lugar hacía la mitad del mes de abril y era presidido por los ediles por ser una fiesta de origen plebeyo. Las mujeres solían vestir de blanco y en la ciudad de Roma se incluían juegos escénicos y otras actividades que no se daban en el campo.

"Ahora es el Festival de Ceres. No necesitamos que nadie nos revele la causa. De suyo se hace patente el don y los servicios de la diosa. El pan de los primeros hombres eran las hierbas verdes, que ofrecía la tierra sin que nadie lo exigiese: y ya echaban mano de la hierba viva del césped, ya eran un festín las copas de los arboles con sus tiernas hojas. Conviene que ofrezcáis a la diosa la espelta y el honor de la sal que chisporrotea, y granos de incienso en los viejos
fuegos; y, si falta el incienso, prended teas untadas: a la buena Ceres le gustan las cosas pequeñas, con tal de que sean puras. Apartad los cuchillos del buey, oficiantes de túnica arremangada: que el buey labre; sacrificad a la marrana holgazana." (Ovidio, Fastos, IV)

El día 25 de abril se invocaba al dios Robigo, dios romano de la roya del trigo, enfermedad producida por un hongo, para rogarle que no dañase a las cosechas, en las Robigalia. En esa época con los calores primaverales surgían las primeras espigas que podían ser afectadas por ese mal. En los primeros tiempos la divinidad parece haber sido masculina para pasar a ser femenino ya en época imperial. La ofrenda exigía el sacrificio de un perro y un cordero.

"Ese día, volviendo yo de Nomento a Roma, me encontré con una multitud vestida de blanco en medio del camino.  Un flamen iba hacia el bosque del viejo Tizón (Robigo) para ofrecer a las llamas las entrañas de un perro y las entrañas de una oveja. Al instante me acerqué para enterarme de la ceremonia; tu flamen, Quirino, pronunció estas palabras: «Tizón inmundo, respeta las plantas de Ceres, y que su tallo ligero se cimbree en la superficie de la tierra. Deja tu crecer los sembrados, fertilizados por los astros propicios del cielo, hasta que vengan en sazón para las hoces. Tu poder no es liviano: los trigales a los que tu pusiste tu marca, los da por perdidos el colono entristecido. Ni los vientos ni las lluvias dañan tanto al trigo ni tan pajizo se pone, quemado por el pétreo hielo, como cuando el sol calienta los tallos acuosos. Entonces es el momento de tu cólera, dios temible. Abstente, por favor, y aparta tus manos tiñosas de las cosechas y no dañes los cultivos: ya es bastante que tengas poder para dañarlos. (Ovidio, Fastos, IV)





El 29 de mayo se celebraba la Ambarvalia, una fiesta de lustración de los campos durante la cual se realizaba un rito de fertilidad que consistía en rodear por tres veces el perímetro del campo haciendo una procesión en la que se llevaban un buey, un cordero y un cerdo para ser sacrificados a los dioses, de forma similar a la suovetaurilia descrita por Catón. El cortejo era encabezado por el pater familias acompañado de sus hijos y esclavos. Virgilio describe una celebración en honor de Ceres que puede ser la de Ambarvalia.

"Pero, ante todo, da culto a los dioses y cumple cada año el rito a la gran Ceres oficiando sobre la lozana hierba, cuando ha tocado a su fin el largo invierno, entrada ya la serena primavera. En esta época están gordos los corderos y los vinos entonces se enmollecen, entonces el sueño es dulce y en las montañas la sombra espesa. Que la campesina mocedad se te una a ti para adorar a Ceres, en cuyo honor exprime los panales de miel en leche y vino dulce y por tres veces que la víctima propicia vaya en procesión alrededor de las mieses nuevas, que la acompañen con regocijo la gente y el coro entero y con gritos llamen a Ceres a sus casas y que nadie meta la hoz en las espigas sazonadas, antes de que, en honor de Ceres, ceñida la frente con corona de encina, dance en desordenados movimientos y pronuncie los himnos de ritual." (Geórgicas, I, 338)

Antes de la cosecha se sacrificaba una cerda con la posible intención de aplacar a los dioses Manes que podían verse ofendidos por la intervención en la tierra o por algo mal hecho de forma accidental durante el arado o la maduración del grano.


Pintura Villa de los Misterios, foto Pompeiipictures

El sacrificio de la cerda a Ceres antes de la cosecha implicaba ofrendas de vino y pasteles a otros dioses, como Jano, Júpiter y Juno, mientras se les dirigía plegarias rogando por la salud de la familia y el hogar, según aparece en el texto de Catón.  

“Con incienso y vino, formula una plegaria preliminar a Jano, Júpiter y Juno.”
Antes de sacrificar la cerda, presenta a Jano un pastel con estas palabras: “Padre Sacro, al presentarte este pastel te dirijo sinceras plegarias, para que seas benévolo y propicio para conmigo y con mis hijos, con mi casa y mi gente, satisfecho como estás con este pastel. Toma un bollo para Júpiter y conságraselo con estas palabras: “Júpiter, al ofrecerte este bollo te dirijo sinceras plegarias, para que seas benévolo y propicio para conmigo y con mis hijos, con mi casa y mi gente, satisfecho como estás con este bollo.” Ofrece después vino a Jano con estas palabras: “Padre Jano, del mismo modo que al presentarte el pastel te he dirigido sinceras plegarias, con el mismo fin recibe la satisfacción de un vino nuevo.” Sacrifica después la cerda de propiciación. Cuando se hayan cortado las vísceras, presenta y consagra un pastel a Jano como antes. Ofrece y consagra también a Júpiter un bollo, al igual que antes. Ofrece también vino a Jano y ofréceselo a júpiter, como precedentemente con la ofrenda del pastel y la entrega del bollo. Ofrece luego a Ceres las vísceras y un poco de vino. (Catón, De Agricultura, 134)


Bacante, William Adolphe Boguereau

Las Vinalia eran las fiestas romanas que se celebraban en torno al vino en honor de Júpiter y Venus, para pedir protección sobre las huertas, viñas y vendimia. La Vinalia priora o urbana se celebraba el 23 de Abril, para bendecir y degustar el vino del año anterior y pedir buen tiempo hasta la siguiente cosecha. La fecha de la Vinalia rustica era el 19 de Agosto, antes de la vendimia y prensado de la uva.
Las Vinalia eran las fiestas romanas que se celebraban en torno al vino en honor de Júpiter y Venus, para pedir protección sobre las huertas, viñas y vendimia. La Vinalia priora o urbana se celebraba el 23 de Abril, cuando se abrían los odres de vino del año anterior para bendecirlo y degustarlo y también para pedir buen tiempo hasta la siguiente cosecha. La fecha de la Vinalia rustica era el 19 de Agosto, cuando se sacrificaba un cordero al dios Júpiter para pedir protección contra las tormentas de verano que podían dañar las uvas antes de la vendimia. El sacerdote arrancaba un racimo de uvas de la viña y hasta que la ceremonia no se llevaba a cabo no se podía traer mosto nuevo a la ciudad. El 11 de octubre tenía lugar la Meditrinalia cuando se bebía el primer mosto de la reciente vendimia y se rogaba a Júpiter por la salud.

Del mismo modo, los colonos Ausonios, linaje de Troya, se divierten en improvisar versos sin medida, soltando carcajadas, y se ponen horribles caretas, hechas de cortezas labradas, invocándote, ¡oh Baco!, en sus alegres cantares y suspendiendo en tu honor de los altos pinos figurillas que representan tu imagen. De aquí proviene que todo el viñedo se llene de abundante fruto, y lo mismo los huecos valles y los profundos bosques y todos los sitios adonde vuelve el dios su hermosa cabeza. Cantemos, pues, según la antigua usanza, los loores de Baco en versos patrios, y tributémosle ofrendas y sacrificios; llevemos arrastrado por los cuernos a sus aras un cabrón sagrado y tostemos sus pingües entrañas en asadores de avellano. (Virgilio, Georgicas, II)

El dios Liber era una antigua divinidad itálica relacionada con los ritos de carácter productivo y reproductivo. Se le consideraba protector de la viña y de los frutos húmedos. Era frecuente que se le ofreciera exvotos de reproducciones de órganos sexuales además de celebrarse un ritual que comportaba el culto al falo como propiciador de la fecundidad de la siembra. Líber acabaría asimilándose a Baco como dios del vino, aunque en su faceta campesina principalmente y sería venerado por los vendimiadores y taberneros y comerciantes que le rogaban protección para sus negocios. Su fiesta se celebraba el día 17 de marzo en la Liberalia.



Ya en el cristianismo San Agustín relata cómo se llevaban a cabo los antiguos ritos dedicados al dios Líber:

"En las encrucijadas de Italia se celebraban los misterios de Libero dice Varrón, y con tal libertinaje y torpeza, que en su honor se reverenciaban las vergüenzas de los hombres. Y esto se hacía no en privado, donde fuera más verecundo, sino en público, triunfando así la carnal torpeza. Este impúdico miembro, durante las festividades de Libero, era colocado con grande honor en carrozas y paseado primeramente del campo a las encrucijadas y luego hasta la ciudad… En estos días se usaban las palabras más indecorosas, hasta que aquel miembro, en procesión por las calles, reposaba por fin en su sitio. A este miembro deshonesto una honesta madre de familia debía imponerle públicamente la corona. Así había que aplacar al dios Libero para un mayor rendimiento de las cosechas." (San Agustín, La ciudad de Dios, VII, 21)

Las fiestas agrarias que se realizaban con buen tiempo terminarían con una celebración festiva en la que se comería, bebería y se disfrutaría, llegando en casos a la embriaguez.

"Entonces, tras cumplir con el dios, la juventud se tumbará en la hierba, por donde cae agradable la sombra de un antiguo árbol o con su propia ropa formarán sombrillas ceñidas de guirnaldas y hasta la propia copa se alzará coronada. Que cada cual prepare para sí por todo lo alto banquetes y mesas festivas en el césped y un lecho también en el césped." (Tibulo, II, 5)



Pintura de Giovanni Muzzuoli


Bibliografía:

repositori.uji.es/xmlui/handle/10234/114188; Vestigios del culto a Ceres en la Valentia
romano-republicana; Luciano Pérez Vilatela
https://uvadoc.uva.es/bitstream/.../1/2004-17- PlautoYElDiosDeLaLibertadYDelVino.pdf; PLAUTO Y EL DIOS DE LA LIBERTAD Y DEL VINO: LIBER-DIONISO-BACO; MANUEL-ANTONIO MARCOS CASQUERO
Cult Places and Cultural Change in Republican Italy; Tesse Dieder Stek; Google Books
The Roman Goddess Ceres; Barbette Stanley Spaeth; Google Books

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