Mosaico de las Metamorfosis

Mosaico de las Metamorfosis

jueves, 14 de marzo de 2013

¿Qué es una villa romana?


Mosaico Dominus Julius,  Túnez

La villa rustica puede ser una modesta construcción o una mansión lujosa en el campo al servicio de una explotación agrícola (fundus).
La villa constituye un conjunto arquitectónico formado por una serie de estancias con una distribución y orientación condicionadas por el gusto del propietario y la propia situación de la finca de forma que pueda proporcionar a la familia una agradable estancia.
Columela en el siglo I aconseja sobre cómo debe ser la finca para que sea rentable y hace una división en pars urbana, pars rustica y pars fructuraria.
Para la ubicación de una villa debía tenerse en cuenta, además de la fertilidad del suelo, su cercanía a ríos o manantiales,  que disfrutase de una buena panorámica y un clima benigno. Y próxima a la ciudad para facilitar la visita del dueño. Además para la comercialización de los productos debía estar cerca de vías de comunicación y mercados. Contar con la existencia de estructuras agrarias anteriores y con que la mentalidad de los indígenas vecinos fuera próxima a la romana era también un factor a considerar en el establecimiento de una villa.
La pars urbana es la destinada a acomodar al propietario y su familia y debe incluir una casa que les ofrezca todas las comodidades de las que disfrutan en la ciudad. Es por ello que su distribución en los primeros tiempos  se corresponde  a la de típica domus itálica, por lo que comparten la disposición  en torno a un patio con peristilo, alrededor del cual se organizan las diferentes estancias.  En el Bajo Imperio cuando los propietarios residen habitualmente en la villa, aparecen estancias más lujosas y se añaden galerías con columnas y jardines.
La pars urbana es el área residencial del señor o dominusy en su calidad constructiva y decoración se manifiesta el prestigio social y la riqueza de la familia. En esta zona el propietario se dedica al descanso, al ocio y a la administración de sus asuntos y propiedades.

Detalle mosaico de  Santa Constanza, Roma

La pars rustica es donde se ubica la cocina con techo alto para evitar el peligro de incendio. Se encuentran allí los cuartos de los esclavos y del vilicus, capataz de la finca. Este debería estar cerca de la puerta para controlar las salidas y las entradas. En esta parte se guardan las herramientas agrícolas y se construyen los corrales y establos de los animales.

En la pars fructuaria se hallan los establos, graneros, molinos y es el lugar donde se producen y elaboran los productos del campo.

Dentro del recinto de la finca se encuentran los huertos, frutales y jardines con flores. Fuera y repartidos según la condición del suelo, se hallan las viñas, olivares, arboledas, los campos de cultivo, los prados y las regiones boscosas para la caza.
El tamaño y riqueza de una villa va a depender en gran medida de la época y del estatus social y económico del propietario. Durante la República se constituían pequeños y medianos centros de explotación en los que la mano de obra es mayoritariamente esclava, en un principio, pero va disminuyendo hacia el final de la época.
Durante el Alto Imperio la villa se hace más confortable y acoge durante sus visitas al dueño, que es generalmente absentista, aunque a partir del siglo II empezará a convertirse en su residencia permanente. Los trabajadores son mayoritariamente libres e incluso algunos son colonos o arrendatarios, vinculados a la tierra, y con algunos derechos sometidos a los amos.


Detalle mosaico villa de Carranque, Toledo

Ya en el Bajo Imperio las villas reflejan gran suntuosidad en su construcción y decoración, reflejada en las pinturas y mosaicos de sus estancias, y a partir del siglo III se produce la concentración de la propiedad y el desarrollo de los latifundios. Los propietarios residen habitualmente en sus villas, ya que abandonan la ciudad por los problemas políticos y económicos que se producen en la misma y cumplen la función de patronos y protectores de sus trabajadores.

sábado, 12 de enero de 2013

Mosaicos en la villa romana. Pavimenta tessellata




Mosaico polícromo, Carranque

La decoración de pavimentos con mosaicos tiene su mayor apogeo en el mundo romano, pero empieza a desarrollarse anteriormente. En Pella, la antigua capital macedonia, se crearon espléndidas imágenes realizadas con cantos rodados de distintos colores.
El empleo de teselas pequeños cubos de piedra dio origen al opus tesselatum,  por el que la aplicación de los materiales era más fácil y rápida y la gama de colores era más amplia. Un pulido más liso y uniforme hacía resaltar el colorido de los mármoles.

Pavimento opus sectile, Ostia
El opus signinum, típico de la época republicana y frecuente hasta el siglo I d. C., se caracterizaba por el enriquecimiento del pavimento con pequeñas teselas en blanco y negro.

Un revestimiento de lujo era la incrustación de lastras de mármol cortadas con diseños geométricos que constituía el opus sectile. En la época de Alejandro Severo la utilización de pórfido rojo y serpentino verde dio lugar al opus alexandrinum. El opus scutulatum consistía en insertar en el mortero pequeños fragmentos de piedra  o mármol.
Generalmente las teselas se cortaban en cubos de aproximadamente 1 cm, y podían ser de cerámica o vidrio. Dependiendo de la composición o riqueza del mosaico, los materiales podían conseguirse de canteras locales o podían ser importados, como algunos mármoles.
Según Vitrubio el primer nivel de preparación para la fabricación del mosaico era el statumen, formado por piedras gruesas; seguía el rudus, con fragmentos más pequeños de piedras mezcladas con un mortero de cal y arena. El nucleus se realizaba con un mortero de cal con productos muy finos, como ladrillo machacado o polvo de mármol. Sobre él se extendía una plantilla para hacer el dibujo y después se colocaban las teselas. Lo último del proceso era pulir la superficie con piedras areniscas. Los otros modelos de mosaico suponían una ejecución y proceso diferentes.

Mosaico blanco y negro, Hospitia, Villa Adriana, Tivoli

Los talleres musivarios se componían por trabajadores especializados que se desplazaban a los lugares donde se les encargaba el trabajo. Por el edicto de Diocleciano sabemos los oficios relacionados con los talleres.  El pictor imaginarius era el creador de la composición decorativa; el musivarius organizaba el trabajo y se responsabilizaba de los aspectos cotidianos de la obra; el tessellarius se encargaba de la colocación de las teselas; el calcis coctor preparaba la cal para la realización de los morteros, el lapidarius structor cortaba las teselas y los caementarius y tirocinum (albañiles y aprendices) preparaban el suelo.

Con la romanización de las nuevas provincias conquistadas, se extiende el uso del mosaico y surgen talleres con un estilo propio. En Occidente destacan las “escuelas” italiana y la africana. La primera con motivos en blanco y negro y desarrollada del siglo I al III d. C. con Ostia, como lugar representativo. La africana con más policromía, motivos vegetales y figurativos, con escenas de caza y de anfiteatro preferentemente. La escuela oriental, con foco principal en Siria, destacaba por el color, su tradición helenista y los temas mitológicos o dibujos figurativos y geométricos.  Los talleres exportaban sus diseños a todo el Imperio, por lo que es habitual encontrar paralelismos en los mosaicos de diferentes regiones del imperio.

Opus vermiculatum, Museo Vaticano

A finales del siglo I. d.C. los artesanos empezaron a copiar en las paredes las representaciones pictóricas, utilizando el opus vermiculatum,  cuya utilización de diminutas teselas permitía una gran precisión en el dibujo. En el siglo IV d.C. los mosaicos murales sirvieron para decorar los palacios imperiales y las iglesias.
 Solo los romanos más ricos podían permitirse un pavimento de mosaico, que era signo de ostentación y poder.  A  partir del siglo IV d. C. el arte del mosaico empezará a decaer al haber escasez de materias primas. La simplificación de formas y la reducción de la policromía se irán imponiendo, hasta que el alto coste hizo imposible mantener su realización en el ámbito privado y su uso se restringió a los edificios públicos y religiosos. Con el reconocimiento del Cristianismo comienza el apogeo de los mosaicos en pasta vítrea y el abandono de la decoración de suelos y  su traslado a muros, bóvedas, arcos y cúpulas y el comienzo del arte bizantino.

jueves, 13 de diciembre de 2012

De caza por la zona

Piazza Armerina, Sicilia
Al igual que ahora muchos hombres salen de caza los domingos por la zona de la Sagra, la actividad cinegética era uno de los pasatiempos favoritos de los propietarios de villas romanas. En la época se pensaba que servía para fortalecer el carácter y para ejercitarse físicamente en tiempos de paz, además de para proteger a los rebaños.
El ritual de la caza empezaría, por lo que parece, muy probablemente con la ofrenda a Diana cazadora, protectora de los bosques y de los montes. Los criados portarían estacas, redes y demás aparejos. Después seguiría la caza propiamente dicha. Posteriormente un descanso en el que se hacía una comida y la jornada terminaría con la vuelta a casa de los cazadores y los esclavos cargando con las piezas conseguidas.
La cacería a caballo de venados y jabalíes se realizaba haciendo huir a la presa conduciéndola hacia unas redes y usando lanzas y flechas para abatirla. Los perros formaban parte de la persecución de los animales grandes o pequeños y eran muy apreciados por sus dueños, que ponían sus nombres en los mosaicos de sus residencias.

Durante el Bajo Imperio se elaboraron ricos mosaicos y otras piezas artísticas con motivos de caza. Con ello el propietario de la villa deseaba mostrar el triunfo del Bien sobre el Mal ( la victoria del hombre sobre la bestia) y al mismo tiempo expresar su status social, pues solo los ricos podían dedicarse a esta actividad.
La aparición de animales salvajes en algunos mosaicos en lugares donde era imposible encontrarlos, puede significar que se copiaban los motivos de mosaicos africanos y asiáticos, además de identificarse con el poder imperial, pues solo los emperadores o altos cargos podrían tener la opción de cazar estos animales.
El emperador Adriano fue un gran aficionado de las cacerías, que compartía con sus amigos, y se dice que mató a un león, y que llegó a romperse la clavícula y una costilla con esta actividad.


Mosaico Adonis, Carranque

En la villa de Carranque se funde, en un mosaico de una sala de recepción, el mito de Adonis, que encuentra la muerte al enfrentarse con un jabalí, practicando su actividad favorita , la caza; pasatiempo que estaría, seguramente, entre las actividades preferidas del dueño de la villa. En el mosaico aparecen el dios Marte y Venus, que contemplan la escena en que Adonis lucha con un jabalí, mientras que en otro plano  se representan los perros con sus nombres, Leander y Titurus, que acompañarían a su amo en sus excursiones cinegéticas.

Las aves solían ser cazadas con el método del aucupium, que consistía en una caña untada con una sustancia pegajosa en la que los pájaros quedaban adheridos y atrapados. La caza de la perdiz con una enjaulada como reclamo también era una práctica común. Asimismo era habitual la cetrería o caza con halcón.

martes, 10 de julio de 2012

Carranque, patrimonio y entorno natural

Carranque, pueblo de la Carpetania romana, pertenece a la comarca de La Sagra, al norte de la provincia de Toledo. Por su atractivo turístico y su variado paisaje está incluido en la ruta del Quijote. Desde el pueblo se puede llegar al Parque Arqueólogico, por un camino de unos cinco kilómetros que transcurre junto a arroyos, cultivos y arboledas, hasta el río Guadarrama, que se cruza por un puente peatonal, para acceder al Parque, donde se visita el centro de interpretación y la villa romana con sus mosaicos. La visita empieza con un audiovisual en el que se ve cómo pudo ser la villa en la antigüedad, con una recreación de la vida en la casa. Antes de iniciar el paseo hacia la villa, es conveniente dar una vuelta por el museo, que contiene las piezas halladas en el yacimiento y algunas maquetas realizadas en los talleres.
En el recorrido hacia el Parque encontraremos diversas especies animales, como los conejos y perdices representados en los mosaicos, además de otras aves, como el cernícalo y el mochuelo.
Llegando a la orilla del río, se ven las erosionadas cárcavas y la abundante vegetación de ribera, como cañas y juncos. En los remansos todavía se refugian la focha común y el ánade real.
El paseo hasta el Parque nos proporcionará la posibilidad de disfrutar de lo variado del entorno, de encontrar restos de cerámica romana o recoger zarzamoras para hacer una buena mermelada en temporada.


martes, 27 de marzo de 2012

Mosaico del Cubiculum. Las Metamorfosis

Detalle mosaico cubículo de Materno
El primer mosaico encontrado en Carranque fue el de Las Metamorfosis que está en lo que debía ser el dormitorio del propietario, ya que una pieza de mosaico con una inscripción así parece indicarlo:
"EX OFFICINA MAS.....NI PINCIT HIRINIUS UTERE FELIX MATERNE HUNC CUBICULUM (del taller de Mas.....ni, lo pintó Hirinio, usa felizmente Materno este cubiculo). De aquí se concluye que el nombre del dueño de la villa tenía como nombre Materno. También aparece el nombre del artista que realizó el mosaico, Hirinio, algo que no suele darse.
En el centro del mosaico del cubículo se puede ver un retrato de mujer elegantemente vestida y con una aureola alrededor de su cabeza. Puede corresponder a la dueña de la casa, que se encuentra rodeada de cuatro escenas sacadas de las Metamorfosis y de bustos de personajes de la mitología clásica.

Escena del baño de Diana


Baño de Diana, mosaico de las Metamorfosis
En una escena aparece como figura central la diosa Diana a la que una ninfa peina, mientras otra vierte agua con un ánfora. Otra ninfa señala una figura masculina, Acteón, al que le crecen unas astas en la cabeza, como castigo de la diosa por su atrevimiento al espiarla durante su baño.

"En esta comarca consagrada a Diana había un remanso entre las rocas y las flores, maravillosa obra de la Naturaleza. La fuente de agua más pura sonaba entre dos riberas cubiertas de césped. La diosa de los bosques, fatigada por la caza, venía a bañarse frecuentemente aquí. Un día llegó Diana para bañarse con sus ninfas. Entregó su arco, flechas y carcaj, mientras una ninfa le ayuda a desnudarse. Crocale le anuda el pelo que le cuelga por el pecho y la espalda. Otras, Nifele, Hyale, Phanis, Psecas y Phile derraman por su hermosa cabeza vasos de perfume.
Acteón, interrumpiendo su cabeza, se dirigió a aquel lugar llevado por un destino cruel. Al verle llegar, las ninfas, gritando, rodearon a la diosa, que al ser más alta, se dejaba todavía ver. Diana, al verse sorprendida por un hombre desnuda en su baño, se sonroja. Al no tener sus armas, arroja agua al rostro de Acteón y le presagia: "Intenta, si puedes, decir que has visto a Diana desnuda." En ese instante, empezaron a crecerle en la frente unos cuernos de ciervo; su cuello y su cabeza se alargaron y sus manos se transformaron en patas." (Ovidio, Metamorfosis, L. IV, 2)

Escena de Amimone y Neptuno

Amimone en El mosaico de las Metamorfosis
Amimone, hija de Danao, es enviada por su padre a buscar agua para un sacrificio. Cansada por el viaje, se duerme y un sátiro al verla quiere abusar de ella. Ella pide ayuda a Neptuno, quien al llegar lanza un tridente al sátiro y se clava en una piedra. El sátiro huye y Neptuno, enamorado de Amimone, yace con ella y, a cambio, le concede el favor de sacar su tridente de la piedra. Al hacerlo, aparecen tres chorros de agua, que dan lugar a la fuente Amimonia.
En la escena, aparentemente, el caballo representa a Neptuno y la mujer, Amimone, parece estar asustada y querer huir de él.

Escena de Hilas y las Ninfas.


















Hilas, joven argonauta de gran belleza, se acerca con un cántaro a la orilla del río. Unas ninfas, al verlo se enamoran de él , y lo arrastran con ellas hasta las aguas de la fuente.


Escena de Píramo y Tisbe.












Píramo y Tisbe son dos jóvenes enamorados de la ciudad de Semíramis a los que sus familias impiden verse. Deciden huir y reunirse a medianoche. Tisbe se refugia junto a un moral, cuando aparece una leona. Tisbe corre y se cae desmayada. Píramo aparece y hace huir a la leona, pero creyendo muerta a Tisbe, se clava un puñal. Cuando Tisbe vuelve en sí, ve a su amado muerto, y, desesperada, pide al árbol que cambie sus frutos blancos en rojos como su sangre y se clava el mismo puñal. Esta escena la describe Ovidio en Las Metamorfosis, libro IV.

lunes, 26 de marzo de 2012

¿Quién descubrió la villa romana de Carranque?

Cuando se va acercando el 30 aniversario del descubrimiento del yacimiento de Carranque, ya es hora de dedicar un poco más de tiempo y atención a este acontecimiento y comentar cosas interesantes sobre la villa y su entorno, además de hablar sobre la casa y el espacio doméstico romanos.
Deberíamos empezar por cómo se descubrió la villa romana y quién fue su descubridor.


Samuel, en la época de su descubrimiento

Un vecino de Carranque, un muchacho de 18 años, Samuel López Iglesias, se encontraba trabajando en el campo, cuando, movido por su natural curiosidad, se fijó en unas piedrecitas de colores, teselas, en el suelo. Samuel sabía perfectamente lo que eran y pensó que podía haber un mosaico allí enterrado. Hay que decir que en ese terreno había restos romanos y muchos vecinos ya habían encontrados piezas al mover la tierra con sus arados. Por lo tanto, Samuel se puso a cavar y vio que aparecía un mosaico. Con gran emoción fue a avisar a su familia para que vinieran a ayudarle, y pronto hallaron que un gran mosaico aparecía ante sus ojos. Era el mosaico de Las Metamorfosis.






Detalle de mosaico con perdiz, Carranque
                                                                                                                                                                                                             La villa romana de Carranque se encuentra  a la orilla del río Guadarrama, a cinco kilómetros del pueblo. En un entorno natural que ofrece la posibilidad de pasear y disfrutar de la tranquilidad del campo. Aquí todavía se pueden ver las perdices cruzando los caminos y las liebres corriendo por la cárcavas. Carranque por su patrimonio cultural y paisajístico ha sido incluido en la "Ruta del Quijote."