El vilicus de una villa era el encargado de dirigir las tareas agrícolas en el fundus en ausencia del propietario. Debía ser un hombre robusto y no muy joven que hubiese trabajado en las labores del campo y que supiese de ellas.
“Que supervise todos los trabajos para que conozca cómo se hacen; que él mismo los realice a veces sin llegar a cansarse. Comportándose así, conocerá las potencialidades de los esclavos de la villa y ellos a su vez trabajarán con más entusiasmo; si hace esto, tendrá menos ganas de andar paseando, se encontrará más fuerte y dormirá mejor.” (Catón, Sobre Agricultura, V)
El vilicus debía observar una buena conducta, guardar los días festivos, respetar lo ajeno, cuidar lo propio, ser entendido en las faenas agrícolas, y no fatigarse rápidamente. Debía procurar el bienestar de los esclavos, y en caso de conflicto entre ellos juzgar y sentenciar sus disputas. También vigilaba que se cumpliese con el poder público, así como las órdenes del dueño, y por ello tenía que inspeccionar personalmente cada actividad. Presentaba las cuentas al propietario, sin gastar demasiado. Se comportaría como un buen vecino, pero no se relacionaría con demasiada gente. No podía consultar a augures o adivinos.
Debía comer a la vista de los esclavos y lo mismo que ellos para asegurarse de que los alimentos estuvieran en buenas condiciones.
Mujer con cántaro, Museo de los Mosaicos, Estambul |
La vilica, compañera del vilicus, tenía que ser una mujer responsable y sumisa ante él. Debía encargarse de mantener la villa limpia, preparar la comida al vilicusy al resto de esclavos, procurar que no faltasen los alimentos, preparar las conservas, y hacer una buena harina. Distribuía las ropas entre los esclavos y participaba en el hilado y tejido. En las festividades debía depositar en el fuego del hogar una corona y hacer ofrendas al lar familiar. Asimismo participaría en tareas del campo, como la vendimia, por lo que debería estar dotada de fuerza física.
“Mientras tanto la esposa, aliviando el largo trabajo con el canto, recorre la tela con el peine fino, o cuece en el fuego el licor del dulce mosto y despuma con hojas las oleadas de la caldera temblorosa.” (Virgilio, Geórgicas, L.I)
En el caso de grandes propiedades las labores estarían repartidas entre más esclavos y esclavas, y la vilica se dedicaría generalmente a la supervisión.
Los esclavos en las grandes posesiones del campo estaban bajo el control del vilicus, que distribuía las tareas en función de la fuerza física de cada uno. Los más fuertes a los campos, los más débiles a los viñedos.
“Las viñas requieren hombres anchos y membrudos, más que altos, pues esa constitución resulta más apropiada para la cava, la poda y demás labores de la viticultura.” (Columela, De La Agricultura, L. I)
Mosaico de Lot y Procopius, Nebo, Jordania |
Trabajaban largas horas y su trabajo era muy duro. Sufrían castigos y, a veces, eran encadenados. Estaban bajo el dominio del propietario, no podían tener propiedades, ni casarse, aunque se les permitía tener relaciones en contubernium, relaciones sin legalizar. Podían ahorrar su peculium, con el que podían terminar comprando su libertad. Se les proporcionaba ropa y alimentos y algunos autores recomendaban ser pacientes y generosos con sus esclavos para que rindieran más.
“Veo también que ellos acometen entonces con mayor gusto el trabajo sobre el que se les ha consultado y se ha emprendido por su propio consejo.”(Columela, De la Agricultura, L I)
Durante el Imperio, la creciente falta de mano de obra esclava y la mejora de sus condiciones de vida provocaron que el trabajo en las tierras de los grandes propietarios absentistas pasara a ser desempeñado por colonos, personas libres que trabajaban la tierra de otro a quien pagaban la cantidad convenida en un contrato; estaban vinculados al fundo y no podían abandonar la hacienda. Para que el colono tuviera tiempo de amortizar las inversiones para mejorar la finca, el dueño, ya a finales del Imperio se comprometía a prorrogar el contrato y arrendar la tierra a perpetuidad.
Mosaico de Lot y Procopius, Nebo, Jordania |
“Ni tampoco debe el dueño hacer valer con insistencia su derecho en cada una de las obligaciones del colono, tales como el cumplimiento de las fechas de pago o la exigencia de leña y demás pequeños servicios cuyo cuidado ocasiona a los labriegos mayor molestia que gasto.” (Columela, De la Agricultura, I)
Para seguir manteniendo esclavos se recurría a criar niños abandonados, estimular a las esclavas para tener hijos, aceptar personas libres que por una condena se convertían en esclavos o conceder la libertad al esclavo aún joven para emplearlo como liberto.
Pintura, Museo Nazionale Romano |
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